VISITA AL PARQUE MORET EN HUELVA.

El año pasado por octubre estuvimos de viaje con ASPACE Sevilla en Huelva. Mandarina se unió al grupo del voluntariado. Casi todo el tiempo iba en el bolsillo de mi mochila. Y cuando la sacaba para fotografiarla en los lugares que visitábamos, la mayoría de los participantes del grupo se la sortearon para cogerla. 

Uno de los días, pasamos la mañana y parte de la tarde haciendo picnic en el parque Moret. Estuvimos cerca del parque infantil y fue entonces cuando Mandarina salió del bolso y se dispuso a corretear y hacer de las suyas por la zona de juegos.  

Lo más difícil del momento, además de que Mandarina quería estar en todos lados a la vez, fue tratar de que no salieran fotografiados los niños que allí estaban jugando. La imagen de abajo, por tanto, fue todo un exitazo lograrla. 

En este artilugio de muelle de arriba, Mandarina quería que me subiera con ella, ya que sola no podía pasearse. No era capaz, con tanta energia acumulada en ese pequeño cuerpo de comprender que por incompatibilidad de tamaños, ella y yo no podíamos pasearnos juntas en el columpio de muelle. Así que se fue al que era para una sola, al caballito de mar, y estuvo un buen rato paseándose en él hasta que se cansó y sentadita de lado me pidió que la bajara porque estaba muy alto para saltar. 

De tanto correr de aquí para allá. hubo un momento en que ni las bambas le aguantaron en los pies a Mandarina. O mejor dicho estos dentro de las deportivas. Al final, hecha una perfecta descendiente de gitanilla, terminó la jornada correteando descalza. Solo cuando vio a Lucy comiendo palomitas, hizo un parón para pedir algunas y se las comió haciendo la cabrita y saltando de manos en manos, hasta aterrizar en el enrejado de la pérgola. 

Antes de terminar la jornada de picnic en el parque, se le acabaron las pilas y hasta tuvo tiempo de echar una siestecilla echada en el pecho de una de las chicas. Y es que Mandarina a pesar de ser tan revoltosa, se sabe hacer querer.