PULSERAS DE CARAMELOS DE DEXTROSA.
Estos son unos de mis caramelos favoritos. Las pastillitas comprimidas de dextrosa. De pequeña recuerdo que mi madre siempre me compraba en el kiosko alguno de aquellos collares, o pulseras, y también estaban los relojes... me gustaban todos.
Entonces era normal aquello de ir con las chuches colgadas al cuello o las pulseras en la muñeca. Te ponias a jugar en la calle y luego cuando más sudada estabas alguien te decía que le dieras una pastillita de caramelo y le ofrecías una mordida a tu collar, pulsera o reloj... 😅😂😂 No debía de existir el escrúpulo, jajajaja. Aquellos eran gestos normales.
A mi las cuentas de caramelo me duraban poquisimo, porque era muy golosa. Pero si conocí a quienes les duraban las misma pulsera dos o tres días y se podía apreciar como la suciedad cambiaba el color de las pastillas. ¡Dios! Las madres de ahora ya no compran esas chuches a sus hijos, aunque aun las venden, no se ven a los niños en el parque arrastrándose en la tierra con la chuche colgada y comiendosela, o compartiéndola con las mordidas y babas de sus amigos.
El otro día pasando por caja en el super de mi barrio, las vi. Y no me pude resistir. Venían en un pack, dos pulseras y dos relojes. Mientras abrí el paquete, ya en casa, recordé muchos momentos vividos con mis primas y con aquellas pulseras o collares. Cuando nos intercambiábamos mordidas de caramelos por colores, y nos dabamos unas a otras las del sabor que nos gustaba menos. No recuerdo mi color o sabor favorito. Solo que era con mi prima Chica con quien más me intercambiaba los sabores. Así que imagino que aquello era de las pocas cosas en las que no nos parecíamos y nos venía bien.
Estaba en el salón sacando las fotos a las chuches, cuando apareció mi hija Lucy y me ve con la pulsera puesta. Su cara de asco y su frase fue radicales. "¡Mamá que asco! No te pensarás comer eso ahora después de tenerlo puesto". Desde luego que me lo pensaba comer. De es no me cabía ninguna duda.
Sin embargo cuando mordí la primera, no recordaba que fueran tan duras en la primera mordida para partirlas y sacarlas del elástico. Me hizo gracia esa sensación que sentí. Igual es que me he hecho mayor y mi mordida también. ¿Y tú, recordabas estos caramelos? ¿Te gustaban? ¿Eras cómo yo de los que se comían enseguida las pastillitas o por el contrario te duraban? ¿Has repetido de mayor la experiencia? ¿Te has atrevido a salir, con tu pulsera o tu reloj en la muñeca, ahora de mayor?




